Entradas

Mostrando entradas de 2011

Vila-Matas again

Miro hacia atrás en mi vida y solo se me ocurre decir que el tiempo es pérfido, nos hace creer que nunca pasa, y cuando miramos atrás ha pasado demasiado aprisa, aunque no lo suficiente como para no ser ahora consciente de que siendo yo uno, ha estado, a lo largo de todo este tiempo, otro siempre en mí, llamémosle Mastroianni. [...] Todos pensamos muchas tonterías o cosas absurdas a lo largo de un día, pero estas generalmente no salen a la luz. Son pensamientos que enterramos y que generalmente olvidamos para poder pensar más tonterías. En fin.   Enrique Vila-Matas, « Mastroianni-sur-Mer » ( Una vida absolutamente maravillosa )

Recuerda

Todo me parecía tan hermoso, tanto más hermoso que las cosas de la ciudad, que cada año me repetía a mí misma: « Anna, nunca viste algo tan bonito como esto, intenta recordarlo, intenta memorizar todas las cosas maravillosas que estás viendo y de este modo siempre estarán contigo, incluso cuando ya no puedas verlas » . Creo que nunca miré el mundo con tanta atención, como en aquellos viajes en tren hacia el norte. Quería que todo me perteneciera, que toda la belleza pasara a formar parte de mí misma, y recuerdo cómo me afanaba en recordarlo, intentando guardarlo para más adelante, atraparlo para cuando realmente lo necesitara. Paul Auster, El país de las últimas cosas

Todo queda por delante

El miedo, el miedo de cabeza de hidra, que se da ferozmente en todos nosotros, es una resaca procedente de formas de vida inferiores. Estamos a caballo entre dos mundos: aquel del que hemos surgido y aquel al que nos dirigimos. Ése es el significado más profundo de la palabra « humano » , el de que somos un eslabón, un puente, una promesa. En nosotros es en quienes el proceso de la vida llega a su realización. Tenemos una responsabilidad tremenda y su gravedad es lo que nos infunde el miedo. Sabemos que, si no avanzamos, si no realizamos nuestro ser potencial, recaeremos, farfullaremos y arrastraremos el mundo con nosotros. Llevamos el Cielo y el Infierno dentro de nosotros; somos los constructores cosmogónicos. Podemos optar y nuestra esfera de acción es toda la creación.  [...] No hay sitios donde ir: ni a por premio ni a por castigo. El lugar es siempre aquí y ahora, en tu propia persona y de acuerdo con tu propia fantasía. El mundo es exactamente lo que imaginas que es, siem

De miedos y otros temores

La inteligencia libera y a la vez entrampa. Nos permite anticipar lo que va a suceder — información útil para sobrevivir — , pero puede pasarse de rosca y provocar esas patologías de la anticipación que tan bien conocen los psiquiatras. Vivimos entre el recuerdo y la imaginación, entre fantasmas del pasado y fantasmas del futuro, reavivando peligros viejos e inventando amenazas nuevas, confundiendo realidad e irrealidad, es decir, hechos un lío. Para colmo de males, no nos basta con sentir temor, sino que reflexionamos sobre el temor sentido, con lo que acabamos teniendo miedo al miedo, un miedo insidioso, reduplicativo y sin fronteras. José Antonio Marina, Anatomía del miedo

Depresión

Se repetía, iba de un lado a otro desconcentrada y desaparecía de la vista. Y querías atravesar aquella neblina creada por los fármacos, atravesarla con lo que hiciera falta, con palabras (punzantes, crueles o suplicantes), pero ni los ataques ni las súplicas le alcanzaban. Bett decía: « Lo sé, cariño, ahora mamá está mal. Mamá se encuentra así a veces » , o bien: « No lo entiendes. Es como un nudo que tengo en el estómago » , o bien: « Me ocurrió algo cuando era pequeña, no puedes comprenderlo, y sabe Dios que nunca he querido que lo comprendieras. Estas pastillas me quitan la ansiedad » . Sí, la ansiedad, el brillo, la luz. [...] Era duro. Querías salvarla, querías devolverla al aire que antes respiraba y que la hacía sentirse bien y hermosa. Y te enfurecía que hiciera aquello, estabas muy enojada con ella. Pensabas que de manera gratuita y deliberada estaba destruyendo a tu madre, suprimiéndola, suprimiéndose a sí misma, dejando que se desmoronase ante tus ojos. Te abandonaba.

Never more

Coloca una hoja de papel en blanco ante sí sobre la mesa y escribe estas palabras. El cielo es azul, negro, gris y amarillo. El cielo no está allí y es rojo. Todo esto ocurrió ayer, todo esto ocurrió hace cien años. El cielo es blanco, huele a tierra y no está allí. El cielo es blanco como la tierra y huele a ayer. Todo esto ocurrió mañana, todo esto ocurrió dentro de cien años. El cielo es de color limón, rosa y lavanda. El cielo es la tierra. El cielo es blanco y no está allí. [...] Encuentra otra hoja de papel. La coloca ante sí sobre la mesa y escribe estas palabras con su pluma: Fue. Nunca volverá a ser. Recuérdalo. Paul Auster, « El libro de la memoria » ( La invención de la soledad )

Estimar-se o no estimar-se, that's the question

— Tú no me odias. Y en realidad ocurre justo lo contrario. Eres tú la que siempre estropeas las cosas al intentar disfrazarlas. ¿Por qué no puedes aceptarlas tal y como son? ¿Dónde demonios está tu sentido del humor? ¿Por qué te lo tomas todo tan en serio? « Ah, cállate ya — pensé — . Cállateya cállateya y continúa con lo que estabas haciendo. » — Detesto que se rían de mí — dije terminantemente. — Solo me río de ti cuando te lo buscas. Y, además, deberías aprender a reírte de ti misma. Exasperada — lo que me apetecía no era un sermón — , le toqué con las manos de Albertine-Albert. Respiró con fuerza, pero luego, suspirando, se movió y las apartó. — En realidad — prosiguió afable — , deberías aprender a ser más tolerante contigo misma. Me puse boca arriba y miré al techo. — Tú y tus sentencias. ¿Acaso predicas con el ejemplo? — Lo intento. Y supongo que con cierto éxito, ya que no voy por el mundo tan exaltado como tú. Intento que las cosas sean lo más claras y senc

Dia gris a Barcelona

Recuerda que anoche Celia, con marcado acento budista en sus palabras, le decía que siempre estamos tejiendo y entretejiendo en cada momento de nuestras vidas. Tejemos, le decía Celia, no sólo nuestras decisiones, sino también nuestros actos, nuestros sueños, nuestros estados de vigilia: de una forma perpetua tejemos un tapiz. Y en el centro del mismo, concluyó Celia, a veces llueve. [...] Llueve siempre en la alta fantasía, decía Dante. Y llueve, sobre todo ahora, en su imaginación, y también en Barcelona. En esa ciudad diluvia, sí. [...] La lluvia siempre nos hace recordar, nos trae la memoria de otros tiempos. [...] Escribe mentalmente frases y en una de ellas se pregunta cómo será Londres cuando las personas que ama estén ya, al igual que él, muertas. Serán días — eso puede ya darlo por seguro — en los que todos sus difuntos se habrán convertido en humedad pura y hablarán desde sus soledades remotas y salvajes, hablarán tal como lo hace la lluvia en África, y ya no recordarán

Lo que no ocurrió

Esa es la idea con la que está jugando, dice Renzo, escribir un ensayo sobre las cosas que no ocurren, las vidas que no se han vivido, las guerras que no se han librado, los mundos en la sombra que corren paralelos al mundo que tomamos por real, lo que no se ha dicho y no se ha hecho, lo que no se recuerda. Peligroso territorio, quizás, pero valdría la pena explorarlo. Paul Auster, Sunset Park