Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2017

¿Placer o deber?

—No entiendo la necesidad de un comunicado de prensa —dijo la reina—. ¿Qué le importa al público lo que yo estoy leyendo? La reina lee. Es lo único que debe saber. Me imagino la reacción general: «¿Y qué?». —Leer es retraerse. No estar disponible. Sería más fácil de asimilar —dijo Sir Kevin— si fuera una actividad menos... egoísta. —¿Egoísta? —Quizá debería decir solipsista. —Quizá. Sir Kevin prosiguió la ofensiva. —Tendríamos que asociar sus lecturas con una finalidad más amplia: la alfabetización del país entero, por ejemplo, o mejorar el nivel de lo que leen los jóvenes. —Nosotros leemos por placer —dijo la reina—. No es un deber público. —Quizá debería serlo —dijo Sir Kevin. Alan Bennet, Una lectora nada común

No hay porqué

Ellen. Mi esposa: una persona a la que tengo la sensación de entender mucho peor que a un escritor extranjero que lleva cien años muerto. ¿Es una aberración, o resulta normal? Los libros dicen: ella hizo esto porque. La vida dice: ella hizo esto. En los libros las cosas quedan explicadas; en la vida, no. No me extraña que la gente prefiera los libros. Los libros le dan sentido a la vida. El único problema radica en que las vidas a las que dan sentido son las de otros, jamás a la del lector. Quizá sea demasiado acomodaticio. Mi situación también es estable de momento, pero desesperada. Quizá solo sea cuestión de temperamento. Hay que acordarse de la fallida visita al burdel de L'Éducation sentimentale , y no olvidarse de su lección. No hay que participar: la felicidad está en la imaginación, no en el acto. El placer se encuentra primero en la ilusión, y luego en el recuerdo. Así es el temperamento flaubertiano. Julian Barnes, El loro de Flaubert

Petit à petit

Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Magdalena está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol. Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Magdalena, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuándo se inició la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el rumbo que lo llevaría a Magdalena. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Magdalena para llevarle mi

Cosas del azar (o no)...

Considérant les événements présents de notre vie, nous oscillons sans cesse entre la croyance au hasard et l'évidence du déterminisme. Pourtant, lorsqu'il s'agit du passé, nous n'avons plus aucun doute: il nous paraît évident que tout s'est déroulé de la manière dont tout devait, effectivement, se dérouler.  Michel Houellebecq, Les particules élémentaires

Elecciones

El paso entre la realidad que ha de ser fotografiada porque nos parece bella y la realidad que nos parece bella porque ha sido fotografiada es brevísimo. [...] Basta empezar a decir de algo: «¡Ah, qué bonito, habría que fotografiarlo!» y ya estás en el terreno de quien piensa que todo lo que no se fotografía se pierde, es como si no hubiera existido, y por lo tanto para vivir verdaderamente hay que fotografiar todo lo que se pueda, y para fotografiarlo todo es preciso: o bien vivir de la manera más fotografiable posible, o bien considerar fotografiable cada momento de la propia vida. La primera vía lleva a la estupidez, la segunda a la locura.  [...] El único modo de actuar con coherencia es disparar por lo menos una foto por minuto, desde que abre los ojos por la mañana hasta el momento de irse a dormir. Solo así los rollos de película impresionada constituirán un diario fiel de nuestros días, sin que nada quede excluido. Si yo me pusiera a hacer fotografías, seguiría este camino h

Charlas de café

Hablaron de sueños, de ilusiones, de esperanzas inalcanzables, porque desde una demasiado temprana edad existen las cosas posibles que ya son imposibles, de recuerdos, impresiones y malentendidos. Martín Casariego, La primavera corta, el largo invierno

¿Quien espera desespera?

El médico recibió la correspondencia con el paquete de los periódicos. Puso a un lado los boletines de propaganda científica. Luego leyó superficialmente las cartas personales. Mientras tanto, el administrador distribuyó el correo entre los destinatarios presentes. El coronel observó la casilla que le correspondía en el alfabeto. Una carta aérea de bordes azules aumentó la tensión de sus nervios. El médico rompió el sello de los periódicos. Se informó de las noticias destacadas mientras el coronel —fija la vista en su casilla— esperaba que el administrador se detuviera frente a ella. Pero no lo hizo. El médico interrumpió la lectura de los periódicos. Miró al coronel. Después miró al administrador sentado frente a los instrumentos del telégrafo y después otra vez al coronel. —Nos vamos —dijo. El administrador no levantó la cabeza. —Nada para el coronel —dijo. El coronel se sintió avergonzado. —No esperaba nada —mintió. Volvió hacia el médico una mirada enteramente infantil—

En attendant...

MARZO-MAYO DE 1851. [...] Si cada uno se mostrara tal y como es, lo que antes era ridículo y débil en él dejaría de serlo. Sería una bendición enorme librarse, aunque fuera en parte, de ese terrible yugo: el miedo al ridículo. ¿Cuántos, cuántos verdaderos placeres nos perdemos por este estúpido miedo? [...] 3 DE JULIO. [...] Tengo que ir y sentarme a una mesa manchada de tinta, tomar un papel grisáceo y tinta; ensuciarme los dedos y trazar letras sobre el papel. Las letras formarán palabras y las palabras frases; pero ¿acaso se puede transmitir lo que uno siente? ¿Acaso se puede transmitir a otra persona la manera que uno tiene de percibir la naturaleza? La descripción es insuficiente. ¿Qué hace que la poesía esté tan íntimamente ligada a la prosa? ¿La felicidad a la infelicidad? ¿Cómo se debe vivir? [...] El sueño tiene un aspecto mejor que la realidad; la realidad tiene un aspecto mejor que el sueño. La felicidad absoluta sería la combinación de ambos. [...] 2 DE ENERO DE

Somos mónadas...

Supongo que es imposible entrar en la soledad de otro. Solo podemos conocer un poco a otro ser humano, si es que esto es posible, en la medida en que él se quiera dar a conocer. Un hombre dirá: «tengo frío», o temblará, y de cualquiera de las dos formas sabremos que tiene frío. Pero ¿qué pasa con el hombre que ni dice nada ni tiembla? Cuando alguien es inescrutable, cuando es hermético y evasivo, uno no puede hacer otra cosa que observar; pero de ahí a sacar algo en limpio de lo que observa hay un gran trecho. [...] Mis opciones son limitadas. Puedo permanecer en silencio, o hablar de cosas que no pueden probarse. Al menos quiero presentar los hechos, ofrecerlos de la forma más directa posible y dejarlos decir lo que tengan que decir. Pero ni siquiera los hechos dicen siempre la verdad. [...] Hoy, dando vueltas sin rumbo por la casa, deprimido y con la sensación de haber perdido el hilo de lo que quiero decir, me encontré con estas palabras en una carta de Van Gogh: «Como cualquie

Para nadie... (o para ti)

Un deseo de Pelícano Las cavilaciones son mías,       el mundo            te lo dejo                 a ti. Para nadie, Olimpia, Grecia. 31 de agosto de 1988 Mark Z. Danielewski, La casa de hojas

Esos fantoches...

Todo sería como una inquietud, un desasosiego, un desarraigo continuo, un territorio donde la causalidad psicológica cedería desconcertada, y esos fantoches se destrozarían o se amarían o se reconocerían sin sospechar demasiado que la vida trata de cambiar la clave en y a través de y por ellos, que una tentativa apenas concebible nace en el hombre como en otro tiempo fueron naciendo la clave-razón, la clave-sentimiento, la clave-pragmatismo. Que a cada sucesiva derrota hay un acercamiento a la mutación final, y que el hombre no es sino que busca ser, proyecta ser, manoteando entre palabras y conducta y alegría salpicada de sangre y otras retóricas como esta. Julio Cortázar, Rayuela (62)

¿Cómo comunicarnos?

Ahora dos coches que van en direcciones opuestas se han encontrado por un segundo uno junto al otro [...]: quizás éramos nosotros, es decir, es seguro que yo era yo, si eso significa algo, y la otra podría ser ella, es decir, la que yo quiero que sea ella, el signo de ella en el que quiero reconocerla, aunque sea justamente el signo mismo que me la vuelve irreconocible. Correr por la autovía es el único modo que nos queda, a ella y a mí, de expresar lo que tenemos que decirnos, pero no podemos comunicarlo ni recibirlo mientras sigamos corriendo. [...] Lo que cuenta es comunicar lo indispensable dejando caer todo lo superfluo, reducirnos nosotros mismos a comunicación esencial, a señal luminosa que se mueve en una dirección dada, aboliendo la complejidad de nuestras personas, situaciones, expresiones faciales, dejándolas en la caja de sombra que los faros llevan detrás y esconden. La Y que yo amo en realidad es ese haz de rayos luminosos en movimiento. [...] Esta es la contradicció

Puntos de vista

Transcripción parcial de Lo que les ha parecido a algunos de Karen Green [...] Byron Baleworth. Dramaturgo británico. Escenario: El Café La Fortuna de la calle Setenta y uno. Baleworth: «Y san Sebastián murió de acidez», para citar a otro famoso dramaturgo británico. Aquí el infinito no es una cuestión de ciencia. Lo que has creado es un dilema semiótico. Hay virus duros de pelar que resisten el sistema inmunitario del cuerpo, ¿no? Pues pasa lo mismo con tu símbolo, la casa : que se resiste a la interpretación. Karen: ¿Eso quiere decir que no tiene significado? Baleworth: Esta sería una larga conversación. Las próximas noches voy a alojarme en el Plaza Athénée. ¿Por qué no cenamos un día? [Pausa] Ese trasto está apagado, ¿no? Karen: Bueno, deme una idea aproximada de cómo abordaría usted la cuestión. Baleworth: [De repente incómodo] Probablemente me centraría en los aspectos fílmicos. Obtendrías algún significado si asociaras la casa con la política, la ciencia o l

«Esto es así»

Este último verso, al fondo de lo ignoto, para encontrar lo nuevo , es la pobre bandera del arte que se opone al horror que se suma al horror, sin cambios sustanciales, de la misma forma que si al infinito se le añade más infinito, el infinito sigue siendo el mismo infinito. Una batalla perdida de antemano, como casi todas las batallas de los poetas. [...] Algo que, sin duda, sabía Rimbaud, que se sumergió con idéntico fervor en los libros, en el sexo y en los viajes, solo para descubrir y comprender, con una lucidez diamantina, que escribir no tiene la más mínima importancia (escribir, obviamente, es lo mismo que leer, y en ciertos momentos se parece bastante a viajar, e incluso, en ocasiones privilegiadas, también se parece al acto de follar, y todo ello, nos dice Rimbaud, es un espejismo, solo existe el desierto y de vez en cuando las luces lejanas de los oasis que nos envilecen). Y entonces llega Mallarmé, el menos inocente de todos los grandes poetas, y nos dice que hay que viaja