En attendant...

MARZO-MAYO DE 1851. [...] Si cada uno se mostrara tal y como es, lo que antes era ridículo y débil en él dejaría de serlo. Sería una bendición enorme librarse, aunque fuera en parte, de ese terrible yugo: el miedo al ridículo. ¿Cuántos, cuántos verdaderos placeres nos perdemos por este estúpido miedo? [...]

3 DE JULIO. [...] Tengo que ir y sentarme a una mesa manchada de tinta, tomar un papel grisáceo y tinta; ensuciarme los dedos y trazar letras sobre el papel. Las letras formarán palabras y las palabras frases; pero ¿acaso se puede transmitir lo que uno siente? ¿Acaso se puede transmitir a otra persona la manera que uno tiene de percibir la naturaleza? La descripción es insuficiente. ¿Qué hace que la poesía esté tan íntimamente ligada a la prosa? ¿La felicidad a la infelicidad? ¿Cómo se debe vivir? [...]
El sueño tiene un aspecto mejor que la realidad; la realidad tiene un aspecto mejor que el sueño. La felicidad absoluta sería la combinación de ambos. [...]

2 DE ENERO DE 1852. [...] Para ser feliz hay que evitar la infelicidad; para estar alegre hay que evitar el aburrimiento.
Tout vient à point à celui qui sait attendre. [...]

17 DE NOVIEMBRE. ... Debo acostumbrarme a que nadie nunca me comprenderá. Este es, seguramente, el destino común de la gente demasiado difícil. [...]

17, 18 DE NOVIEMBRE DE 1853. [...] Nada obstaculiza más la verdadera felicidad —que consiste en una vida virtuosa— que el hábito de esperar algo del futuro. Para la verdadera felicidad, que consiste en estar íntimamente contento con uno mismo, el futuro no puede dar nada, y el pasado lo da todo. [...]

12 DE MAYO DE 1856. [...] Sí, el mejor medio para alcanzar la verdadera felicidad en la vida es emitir en todas direcciones, sin orden alguno, como una araña, una pegajosa red de amor y atrapar en ella a todo el que pase, a la ancianita, al niño, a la mujer y al policía. 

Lev Tolstói, Diarios (1847-1894)

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