C'est ainsi

Discúlpenme, pero voy a seguir hablando de mí, que soy mi desconocido, y al escribir me sorprendo un poco porque he descubierto que tengo un destino. Quién no se ha preguntado: ¿soy un monstruo o esto es ser una persona?
Antes quiero afirmar que esa chica no se conoce sino a través de vivir a la deriva. Si fuese tan tonta como para preguntarse «¿quién soy yo?», se espantaría y se caería al mismo suelo. Es que el «¿quién soy yo?» provoca necesidad. ¿Y cómo satisfacer la necesidad? Quien se analiza está incompleto. […]
Ella no pensaba en Dios, Dios no pensaba en ella. Dios es de quien consigue llegar a Él. En la irreflexión aparece Dios. No hacía preguntas. Adivinaba que no hay respuestas. ¿Iba a ser tan tonta de preguntar? ¿Y recibir un «no» en la cara? Tal vez una pregunta vacía valiese tan solo para que un día nadie pudiera decir que ni siquiera había preguntado. A falta de quien le respondiese, ella misma parecía haberse contestado: es así porque es así. ¿Existe en el mundo otra respuesta? Si alguien sabe de alguna mejor, que se presente y la diga; hace años que espero.
Entre tanto, las nubes son blancas y el cielo es todo azul. Para qué tanto Dios. Por qué no un poco para los hombres.

Clarice Lispector, La hora de la estrella

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